Publicaciones de antier

Quiénes, cómo o por qué, qué buscan, qué pretenden los lectores de publicaciones periódicas con fecha del día anterior, del mes pasado, de años pretéritos, y es que con verdadero regocijo toman cualquier diario o revista, sabedores de su carácter expirado, y lo hojean, recorren los títulares, van a la página 10b y luego a la sección de espectáculos, transitan de esa tan anunciada marcha de miles de manifestantes que ni fueron miles, de los secuestradores aprehendidos que ya están buscando de nuevo; del famoso artista que sólo entró a un chequeo al hospital y hoy está por cumplir 4 años de muerto; del erudito análisis que proponía a, b, c y d escenarios económicos y terminó siendo el z; y es que una cosa es abrir una revista del 20 de abril de 1991 para enterarse de cómo preparar 1 Kg. de lomos de merluza limpios, sin espinas, ni piel más 3 dientes de ajo, sal y pimienta negra molida y otra seguir renglón a renglón el probable desciframiento del código genético en una publicación de 1967, o la alineación de Argentina en la final del mundial 84 y sus probabilidades de ganar en un diario deportivo de 1983; he escuchado por ahí al cuestionamiento de por qué leer una revista o un periódico atrasado si ya son noticias o reportajes caducos, justificarse con un simple –de todas formas no lo he leído, es decir, para mí son noticias y reportajes nuevos–. Yo creo debe haber algo de nostalgia por lo que pudo haber sido y terminó no siendo o ni siquiera terminó, tal vez el anhelo por personificar un adivinador que ya conoce el desenlace de la nota que lee; hay quienes se vuelven coleccionistas del número 1, 2, 3 hasta el enésimo ejemplar de su revista o periódico favorito, lectores con almas de hemerotecarios que los atesoran, desbordan sus libreros e invaden espacios, sin embargo existe algo peor, y es esa vocación que tienen los consultorios médicos de entretener a sus pacientes con pilas de documentos paleográficos, donde uno puede enterarse de aquel modelo mustang mach 1 1969, o de las más veloces computadoras con procesadores 8086, o de aquella relación sentimental de Estefanía de Mónaco con su cocinero.

Hay quienes afirman que leer un periódico del día de ayer es una tarea totalmente inútil, un acto de ocio, digno de desocupados, creo que si se trata de salpimentar unos lomos de la merluza y colocarlos en una bandeja de horno, las publicaciones periódicas bien pueden servir, o acaso de material didáctico para la escuela, como envoltura para el kilogamo de aguacates comprado en el mercado, sustituto del paño limpiador de cristales, combustible para un hornillo, o qué mejor forma de enterarse de las declaraciones políticas –como que el país está más sano que nunca– ahí mientras uno desenvuelve medio kilogramo de hígados acabaditos de despachar; y mientras que este boletín comienza a caducar habría que ir eliminándolo de tu bandeja de entrada y haciendo espacio a otros correos seguramente menos importantes.
Gabriel Feregrino

Publicado en el boletín 10 en la sección Cuarta de forros, en mayo 2004 enhttp://www.alfaomega.com.mx/